Crisis Mundial Predicha

Caer la Antorcha de la Libertad?

Acerca de la cubierta: Nos entristecemos acerca de la terrible tragedia que ocurri en la ciudad de Nueva York, el 11 de septiembre del 2001. A las 9:03, en la maana del 11 de septiembre, 17 minutos despus del impacto anterior, un segundo Boeing 767 fue convertido en una bomba area de combustible de avin. El vuelo 175 de United Airlines, secuestrado en ruta desde el aeropuerto de Boston a Los Angeles con 65 pasajeros abordo, se estrell entre los pisos 80 y 86 del South World Trade Center de 110 pisos y 1,362 pies. Cincuenta y siete minutos depus, la primera de las dos torres se derrumb. La otra le sigui poco despus.

Crisis Mundial Predicha !

Contenido

Eventos de Hoy Predichos casi 100 aos atrs 

1 Crisis de los Siglos  

Llevando a un Planeta a la Rebelin 

2 La Formacin de la Bestia

La Persecucin en los Primeros Siglos 

3 Trazando Planes para Destruir

Preparndose para la Marca 

4 Hablando con Demonios

Poder Sobrenatural para Destruir 

5 Mediante la Amenaza o la Violencia

Entrando en la Crisis Final 

6 Profundizando en la Palabra de Dios

Descubriendo una Adoracin ms Profunda 

7 Entrando en una Nueva Forma de Vivir

Pasos Bsicos hacia Cristo 

8 Otra Preparacin para la Crisis

Principios del Sano Vivir 

 

Introduccin

Predichos casi 100 Aos Atrs

Nos unimos al resto de Amrica y el mundo en una profunda tristeza acerca de las recientes tragedias en la ciudad de Nueva York y en Washington, D.C. las cuales tomaron las vidas de miles de personas inocentes. Nuestras sinceras oraciones se elevan en favor de muchos que han sufrido prdidas en estas tragedias, como tambin en la continua lucha mundial en contra del terrorismo.

Estamos sorprendidos a medida que consideramos que un climax terrible est desarrollndose ahora ante nuestros ojos, acontecimientos que estn conduciendo a la destruccin de este mundo. Sin embargo, de acuerdo a la profeca bblica, Dios est permitiendo que esto ocurra. A menudo l permite que los acontecimientos se desarrollen hasta llegar a su culminacin justamente como ha ocurrido en el pasado. Lo hizo en los das de No cuando envi un diluvio que sepult a los impos. Lo hizo en los das de Abraham cuando destruy las ciudades de Sodoma y Gomorra a causa de su maldad. Cuando la iniquidad alcanza cierto punto, Dios interviene.

Cristo predijo que, cuando las condiciones en todo el mundo se volvieran tan malas como estaban en el tiempo de No y de Sodomael fin vendra!

Hemos llegado a ese punto? Son las calamidades mundiales una seal de que hemos llegado al fin?

Hace casi cien aos a la autora principal de este libro, E. G. White, se le mostr en visin lo que iba a ocurrirle a las grandes ciudades de este mundo. Aqu tenemos unos cuantos ejemplos:

"[Satans] ejerce su poder . . . Destruye las mieses casi maduras y a ello siguen la hambruna y la angustia; propaga por el aire emanaciones mefticas y miles de seres perecen en la pestilencia. Estas plagas irn menudeando ms y ms y se harn ms y ms desastrosas."EGW, El Conflicto de los Siglos, pg. 647.

"Estando en Nueva York en cierta ocasin, se me hizo contemplar una noche los edificios que, piso tras piso, se elevaban hacia el cielo. Esos inmuebles que eran la gloria de sus propietarios y constructores eran garantizados incombustibles . . . La siguiente escena que pas delante de m fue una alarma de incendio. Los hombres miraban a esos altos edificios, reputados incombustibles, y decan: Estn perfectamente seguros. Pero estos edificios fueron consumidos como la pez. Las bombas contra incendio no pudieron impedir su destruccin. Los bomberos no podan hacer funcionar sus mquinas."EGW, 9 Testimonies, 12-13 (1909).

"Durante la noche pens que estaba en una habitacin pero no en mi propia casa. Estaba en una ciudad que no conoca, y escuch una explosin tras otra. Me sent rpidamente en la cama, y v desde mi ventana grandes bolas de fuego. Chispas eran lanzadas en forma de dardos, y los edificios eran consumidos; en muy pocos minutos el bloque entero de edificios estaba desplomndose y los lamentos quejumbrosos llegaban claramente a mis odos. Desde mi posicin elevada grit para saber lo que estaba ocurriendo. Dnde estoy? Y dnde est nuestro crculo familiar? Entonces me despert."EGW, Manuscript 126 (1906).

"Durante una visin nocturna yo estaba en una altura, desde la cual poda ver las casas sacudidas como una caa por el viento. Edificios, grandes y pequeos, caan al suelo. Centros de placer, teatros, hoteles, y los hogares de gente rica eran sacudidos y destrozados. Muchas vidas eran destrudas, y el aire estaba lleno de los gritos de los heridos y los aterrorizados . . . Un slo toque y los edificios tan slidamente construdos que los hombres los consideraban tan seguros en contra de cualquier dao, rpidamente se convirtieron en montones de escombros. No haba seguridad de proteccin en ninguna parte."EGW, 9 Testimonies, 92-93 (1909).

"La crisis se est acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y recorre su rbita acostumbrada y los cielos continan declarando la gloria de Dios. Los hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casndose y dndose en casamiento. Los negociantes siguen comprando y vendiendo. Los hombres siguen luchando unos con otros, contendiendo por el lugar ms elevado. Los amadores de placeres siguen atestando los teatros, los hipdromos, las garitas de juego. Prevalece la ms intensa excitacin, y sin embargo, el tiempo de gracia est llegando rpidamente a su fin, y cada caso est por ser decidido para la eternidad. Satans ve que su tiempo es corto. Ha puesto todas sus agencias a trabajar para que los hombres sean engaados, embaucados, estn ocupados y fascinados hasta que el da de gracia llegue a su fin, y la puerta de la misericordia se cierre para siempre."EGW, Southern Watchman, Oct. 3, 1905.

"Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad."

Hebreos 11:16

"Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para tener derecho al rbol de la vida, y para entrar por las puertas de la ciudad."

Apocalipsis 22:14

"Mi Dios, pues, suplir todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jess."

Filipenses 4:19

Captulo Uno

Llevando a un Planeta a la Rebelin

Crisis de los Siglos

 

Cmo FUE que comenz el mal? Por qu EXISTE el mal? Este es uno de los captulos ms abarcantes en todo este libro de las edades. Lea la ms asombrosa de las historiascmo comenz el pecado

Aunque rodeado de una abnegacin contnua, algo ocurri. Qu podra convertir a un ngel en un demonioy hacerlo en medio del cielo? Esto es algo que usted desear leer. Le revelar por qu Dios tuvo que esperary el maravilloso futuro reservado para sus hijosy porqu l lo hizo

 

Para muchos el origen del pecado y el por qu de su existencia es causa de gran perplejidad. Ven la obra del mal con sus terribles resultados de dolor y desolacin, y se preguntan cmo puede existir todo eso bajo la soberana de aquel cuya sabidura, poder y amor son infinitos. Es esto un misterio que no pueden explicarse. Y su incertidumbre y sus dudas los dejan ciegos ante las verdades plenamente reveladas en la palabra de Dios y esenciales para la salvacin. Hay quienes, en sus investigaciones acerca de la existencia del pecado, tratan de inquirir lo que Dios nunca revel; de aqu que no encuentren solucin a sus dificultades; y los que son dominados por una disposicin a la duda y a la cavilacin lo aducen como disculpa para rechazar las palabras de la Santa Escritura. Otros, sin embargo, no se pueden dar cuenta satisfactoria del gran problema del mal, debido a la circunstancia de que la tradicin y las falsas interpretaciones han obscurecido las enseanzas de la Biblia referentes al carcter de Dios, la naturaleza de su gobierno y los principios de su actitud hacia el pecado.

Es imposible explicar el origen del pecado y dar razn de su existencia. Sin embargo, se puede comprender suficientemente lo que atae al origen y a la disposicin final del pecado, para hacer enteramente manifiesta la justicia y benevolencia de Dios en su modo de proceder contra todo mal. Nada se ensea con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introduccin del pecado en el mundo, y de que no hubo retencin arbitraria de la gracia de Dios, ni error alguno en el gobierno divino que dieran lugar a la rebelin. El pecado es un intruso, y no hay razn que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldra a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o sealar la causa de su existencia, dejara de ser pecado. La nica definicin del pecado es la que da la Palabra de Dios: "el pecado es transgresin de la ley"; es la manifestacin exterior de un principio en pugna con la gran ley de amor que es el fundamento del gobierno divino.

Antes de la aparicin del pecado haba paz y gozo en todo el universo. Todo guardaba perfecta armona con la voluntad del Creador. El amor a Dios estaba por encima de todo, y el amor de unos a otros era imparcial. Cristo el Verbo, el unignito de Dios, era uno con el Padre eterno: uno en naturaleza, en carcter y en designios; era el nico ser en todo el universo que poda entrar en todos los consejos y designios de Dios. Fue por intermedio de Cristo por quien el Padre efectu la creacin de todos los seres celestiales. "Por l fueron creadas todas las cosas, en los cielos . . . ora sean tronos, o dominios, o principados, o poderes" Colosenses 1:16; y todo el cielo renda homenaje tanto a Cristo como al Padre.

Como la ley de amor era el fundamento del gobierno de Dios, la dicha de todos los seres creados dependa de su perfecta armona con los grandes principios de justicia. Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un homenaje que provenga de la apreciacin inteligente de su carcter. No le agrada la sumisin forzosa, y da a todos libertad para que le sirvan voluntariamente.

Cmo se Origin el Pecado?

Pero hubo un ser que prefiri pervertir esta libertad. El pecado naci en aquel que, despus de Cristo, haba sido el ms honrado por Dios y el ms exaltado en honor y en gloria entre los habitantes del cielo. Antes de su cada, Lucifer era el primero de los querubines que cubran el propiciatorio santo y sin mcula. "As dice Jehov el seor: T eres el sello de perfeccin, lleno de sabidura, y consumado en hermosura! En el edn, jardn de Dios, estabas; de toda piedra preciosa era tu vestidura." "Eras el querubn ungido que cubras con tus alas; yo te constitu para esto; en el santo monte de Dios estabas, en medio de las piedras de fuego te paseabas. Perfecto eras en tus caminos desde el da en que fuiste creado, hasta que la iniquidad fue hallada en ti." Ezequiel 28:12-15.

Lucifer habra podido seguir gozando del favor de Dios, amado y honrado por toda la hueste anglica, empleando sus nobles facultades para beneficiar a los dems y para glorificar a su Hacedor. Pero el profeta dice: "se te ha engredo el corazn a causa de tu hermosura; has corrompido tu sabidura con motivo de tu esplendor" (vers. 17). poco a poco, Lucifer se abandon al deseo de la propia exaltacin. "Has puesto tu corazn como corazn de Dios." "T . . . que dijiste . . . al cielo subir; sobre las estrellas de Dios ensalzar mi trono, y me sentar en el monte de asamblea . . . me remontar sobre las alturas de las nubes; ser semejante al altsimo!" Ezequiel 28:6; Isaas 14:13, 14. En lugar de procurar que Dios fuese objeto principal de los afectos y de la obediencia de sus criaturas, Lucifer se esforz por granjearse el servicio y el homenaje de ellas. Y, codiciando los honores que el Padre infinito haba concedido a su Hijo, este prncipe de los ngeles aspiraba a un poder que slo Cristo tena derecho a ejercer.

Ellos le Scoplicaron

El cielo entero se haba regocijado en reflejar la gloria del Creador y entonar sus alabanzas. Y en tanto que Dios era as honrado, todo era paz y dicha. Pero una nota discordante vino a romper las armonas celestiales. El amor y la exaltacin de s mismo, contrarios al plan del Creador, despertaron presentimientos del mal en las mentes de aquellos entre quienes la gloria de Dios lo superaba todo. Los concejos celestiales rogaron a Lucifer. El Hijo de Dios le present la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo haba establecido el orden del cielo, y Lucifer al apartarse de l, iba a deshonrar a su Creador y a atraer la ruina sobre s mismo. Pero la amonestacin dada con un espritu de amor y misericordia infinitos, slo despert espritu de resistencia. Lucifer dej prevalecer sus celos y su rivalidad con Cristo, y se volvi an ms obstinado.

El orgullo de su propia gloria le hizo desear la supremaca. Lucifer no apreci como don de su Creador los altos honores que Dios le haba conferido, y no sinti gratitud alguna. Se glorificaba de su belleza y elevacin, y aspiraba a ser igual a Dios. Era amado y reverenciado por la hueste celestial. Los ngeles se deleitaban en ejecutar sus rdenes, y estaba revestido de sabidura y gloria sobre todos ellos. Sin embargo, el Hijo de Dios era el soberano reconocido del cielo, y gozaba de la misma autoridad y poder que el Padre. Cristo tomaba parte en todos los consejos de Dios, mientras que a Lucifer no le era permitido entrar as en los designios divinos. Y este ngel poderoso se preguntaba por qu haba de tener Cristo la supremaca y recibir ms honra que l mismo.

Opuesto a la Ley de Dios

Abandonando el lugar que ocupaba en la presencia inmediata del padre, Lucifer sali a difundir el espritu de descontento entre los ngeles. Obrando con misterioso sigilo y encubriendo durante algn tiempo sus verdaderos fines bajo una apariencia de respeto hacia Dios, se esforz en despertar el descontento respecto a las leyes que gobernaban a los seres divinos, insinuando que ellas imponan restricciones innecesarias. Insista en que siendo dotados de una naturaleza santa, los ngeles deban obedecer los dictados de su propia voluntad. Procur ganarse la simpata de ellos hacindoles creer que Dios haba obrado injustamente con l, concediendo a Cristo honor supremo. Dio a entender que al aspirar a mayor poder y honor, no trataba de exaltarse a s mismo sino de asegurar libertad para todos los habitantes del cielo, a fin de que pudiesen as alcanzar a un nivel superior de existencia.

En su gran misericordia, Dios soport por largo tiempo a Lucifer. Este no fue expulsado inmediatamente de su elevado puesto, cuando se dej arrastrar por primera vez por el espritu de descontento, ni tampoco cuando empez a presentar sus falsos asertos a los ngeles leales. Fue retenido an por mucho tiempo en el cielo. Varias y repetidas veces se le ofreci el perdn con tal de que se arrepintiese y se sometiese. Para convencerle de su e-rror se hicieron esfuerzos de que slo el amor y la sabidura infinitos eran capaces. Hasta entonces no se haba conocido el espritu de descontento en el cielo. El mismo Lucifer no vea en un principio hasta dnde le llevara este espritu; no comprenda la verdadera naturaleza de sus sentimientos. Pero cuando se demostr que su descontento no tena motivo, Lucifer se convenci de que no tena razn, que lo que Dios peda era justo, y que deba reconocerlo ante todo el cielo. De haberlo hecho as, se habra salvado a s mismo y a muchos ngeles. En ese entonces no haba l negado an toda obediencia a Dios. Aunque haba abandonado su puesto de querubn cubridor, habra sido no obstante restablecido en su oficio si, reconociendo la sabidura del Creador, hubiese estado dispuesto a volver a Dios y si se hubiese contentado con ocupar el lugar que le corresponda en el plan de Dios. Pero el orgullo le impidi someterse. Se empe en defender su proceder insistiendo en que no necesitaba arrepentirse, y se entreg de lleno al gran conflicto con su Hacedor.

Experto Engaador

Desde entonces dedic todo el poder de su gran inteligencia a la tarea de engaar, para asegurarse la simpata de los ngeles que haban estado bajo sus rdenes. Hasta el hecho de que Cristo le haba prevenido y aconsejado fue desnaturalizado para servir a sus prfidos designios. A los que estaban ms estrechamente ligados a l por el amor y la confianza, Satans les hizo creer que haba sido mal juzgado, que no se haba respetado su posicin y que se le quera coartar la libertad. Despus de haber as desnaturalizado las palabras de Cristo, pas a prevaricar y a mentir descaradamente, acusando al Hijo de Dios de querer humillarlo ante los habitantes del cielo. Adems trat de crear una situacin falsa entre s mismo y los ngeles an leales. Todos aquellos a quienes no pudo sobornar y atraer completamente a su lado, los acus de indiferencia respecto a los intereses de los seres celestiales. Acus a los que permanecan fieles a Dios, de aquello mismo que estaba haciendo. Y para sostener contra Dios la acusacin de injusticia para con l, recurri a una falsa presentacin de las palabras y de los actos del Creador. Su poltica consista en confundir a los ngeles con argumentos sutiles acerca de los designios de Dios. Todo lo sencillo lo envolva en misterio, y valindose de artera perversin, haca nacer dudas respecto a las declaraciones ms terminantes de Jehov. Su posicin elevada y su estrecha relacin con la administracin divina, daban mayor fuerza a sus representaciones, y muchos ngeles fueron inducidos a unirse con l en su rebelin contra la autoridad celestial.

Toma Tempo

Dios permiti en su sabidura que Satans prosiguiese su obra hasta que el espritu de desafecto se convirtiese en activa rebelda. Era necesario que sus planes se desarrollaran por completo para que su naturaleza y sus tendencias quedaran a la vista de todos. Lucifer, como querubn ungido, haba sido grandemente exaltado; era muy amado de los seres celestiales y ejerca poderosa influencia sobre ellos. El gobierno de Dios no inclua slo a los habitantes del cielo sino tambin a los de todos los mundos que l haba creado; y Satans pens que si poda arrastrar a los ngeles del cielo en su rebelda, podra tambin arrastrar a los habitantes de los dems mundos. Haba presentado arteramente su manera de ver la cuestin, valindose de sofismas y fraude para conseguir sus fines. Tena gran poder para engaar, y al usar su disfraz de mentira haba obtenido una ventaja. Ni aun los ngeles leales podan discernir plenamente su carcter ni ver adnde conduca su obra.

Su obra lo Condena

Satans haba sido tan altamente honrado, y todos sus actos estaban tan revestidos de misterio, que era difcil revelar a los ngeles la verdadera naturaleza de su obra. Antes de su completo desarrollo, el pecado no poda aparecer como el mal que era en realidad. Hasta entonces no haba existido en el universo de Dios, y los seres santos no tenan idea de su naturaleza y malignidad. No podan ni entrever las terribles consecuencias que resultaran de poner a un lado la ley de Dios. Al principio, Satans haba ocultado su obra bajo una astuta profesin de lealtad para con Dios. Aseveraba que se desvelaba por honrar a Dios, afianzar su gobierno y asegurar el bien de todos los habitantes del cielo. Mientras difunda el descontento entre los ngeles que estaban bajo sus rdenes, aparentaba hacer cuanto le era posible por que desapareciera ese mismo descontento. Sostena que los cambios que reclamaba en el orden y en las leyes del gobierno de Dios eran necesarios para conservar la armona en el cielo.

En su trato con el pecado, Dios no poda sino obrar con justicia y verdad. Satans poda hacer uso de armas de las cuales Dios no poda valerse: la lisonja y el engao. Satans haba tratado de falsificar la palabra de Dios y haba representado de un modo falso su plan de gobierno ante los ngeles, sosteniendo que Dios no era justo al imponer leyes y reglas a los habitantes del cielo; que al exigir de sus criaturas sumisin y obediencia, slo estaba buscando su propia gloria. Por eso deba ser puesto de manifiesto ante los habitantes del cielo y ante los de todos los mundos, que el gobierno de Dios era justo y su ley perfecta. Satans haba dado a entender que l mismo trataba de promover el bien del universo. Todos deban llegar a comprender el verdadero carcter del usurpador y el propsito que le animaba. Haba que dejarle tiempo para que se diera a conocer por sus actos de maldad.

Satans achacaba a la ley y al gobierno de Dios la discordia que su propia conducta haba introducido en el cielo. Declaraba que todo el mal provena de la administracin divina. Aseveraba que lo que l mismo quera era perfeccionar los estatutos de Jehov. Era pues, necesario que diera a conocer la naturaleza de sus pretensiones y los resultados de los cambios que l propona introducir en la ley divina. Su propia obra deba condenarle. Satans haba declarado desde un principio que no estaba en rebelin. El universo entero deba ver al seductor desenmascarado.

Aun cuando qued resuelto que Satans no podra permanecer por ms tiempo en el cielo, la sabidura infinita no le destruy. En vista de que slo un servicio de amor puede ser aceptable a Dios, la sumisin de sus criaturas debe proceder de una conviccin de su justicia y benevolencia. Los habitantes del cielo y de los dems mundos, no estando preparados para comprender la naturaleza ni las consecuencias del pecado, no podran haber reconocido la justicia y misericordia de Dios en la destruccin de Satans. De haber sido ste aniquilado inmediatamente, aqullos habran servido a Dios por miedo ms bien que por amor. La influencia del seductor no habra quedado destruida del todo, ni el espritu de rebelin habra sido extirpado por completo. Para bien del universo entero a travs de las edades sin fin, era preciso dejar que el mal llegase a su madurez, y que Satans desarrollase ms completamente sus principios, a fin de que todos los seres creados reconociesen el verdadero carcter de los cargos que arrojara l contra el gobierno divino y a fin de que quedaran para siempre incontrovertibles la justicia y la misericordia de Dios, as como el carcter inmutable de su ley.

Una Leccin Eterna

La rebelda de Satans, cual testimonio perpetuo de la naturaleza y de los resultados terribles del pecado, deba servir de leccin al universo en todo el curso de las edades futuras. La obra del gobierno de Satans, sus efectos sobre los hombres y los ngeles, haran patentes los resultados del desprecio de la autoridad divina. Demostraran que de la existencia del gobierno de Dios y de su ley depende el bienestar de todas las criaturas que l ha formado. De este modo la historia del terrible experimento de la rebelda, sera para todos los seres santos una salvaguardia eterna destinada a precaverlos contra todo engao respecto a la ndole de la transgresin, y a guardarlos de cometer pecado y de sufrir el castigo consiguiente.

El gran usurpador sigui justificndose hasta el fin mismo de la controversia en el cielo. Cuando se dio a saber que, con todos sus secuaces, iba a ser expulsado de las moradas de la dicha, el jefe rebelde declar audazmente su desprecio de la ley del Creador. Reiter su aserto de que los ngeles no necesitaban sujecin, sino que deba dejrseles seguir su propia voluntad, que los dirigira siempre bien. Denunci los estatutos divinos como restriccin de su libertad y declar que el objeto que l persegua era asegurar la abolicin de la ley para que, libres de esta traba, las huestes del cielo pudiesen alcanzar un grado de existencia ms elevado y glorioso.

Expulsado del Cielo

De comn acuerdo Satans y su hueste culparon a Cristo de su rebelin, declarando que si no hubiesen sido censurados, no se habran rebelado. As obstinados y arrogantes en su deslealtad, vanamente empeados en trastornar el gobierno de Dios, al mismo tiempo que en son de blasfemia decan ser ellos mismos vctimas inocentes de un poder opresivo, el gran rebelde y todos sus secuaces fueron al fin echados del cielo.

El mismo espritu que fomentara la rebelin en el cielo, contina inspirndola en la tierra. Satans ha seguido con los hombres la misma poltica que siguiera con los ngeles. Su espritu impera ahora en los hijos de desobediencia. Como l, tratan stos de romper el freno de la ley de Dios, y prometen a los hombres la libertad mediante la transgresin de los preceptos de aqulla. La reprensin del pecado despierta an el espritu de odio y resistencia. Cuando los mensajeros que Dios enva para amonestar tocan a la conciencia, Satans induce a los hombres a que se justifiquen y a que busquen la simpata de otros en su camino de pecado. En lugar de enmendar sus errores, despiertan la indignacin contra el que los reprende, como si sta fuera la nica causa de la dificultad. Desde los das del justo Abel hasta los nuestros, tal ha sido el espritu que se ha manifestado contra quienes osaron condenar el pecado.

Sus Mtodos no han Cambiado

Mediante la misma falsa representacin del carcter de Dios que emple en el cielo, para hacerle parecer severo y tirnico, Satans indujo al hombre a pecar. Y logrado esto, declar que las restricciones injustas de Dios haban sido causa de la cada del hombre, como lo haban sido de su propia rebelda.

Pero el mismo Dios eterno da a conocer as su carcter: "Jehov, Jehov, Dios compasivo y clemente, lento en iras y grande en misericordia y en fidelidad; que usa de misericordia hasta la milsima generacin; que perdona la iniquidad, la transgresin y el pecado, pero que de ningn modo tendr por inocente al rebelde!" Exodo 34:6, 7.

Al echar a Satans del cielo, Dios hizo patente su justicia y mantuvo el honor de su trono. Pero cuando el hombre pec cediendo a las seducciones del espritu apstata, Dios dio una prueba de su amor, consintiendo en que su Hijo unignito muriese por la raza cada. El carcter de Dios se pone de manifiesto en el sacrificio expiatorio de Cristo. El poderoso argumento de la cruz demuestra a todo el universo que el gobierno de Dios no era de ninguna manera responsable del camino de pecado que Lucifer haba escogido.

Contemplemos qu Amor y qu Odio

El carcter del gran engaador se mostr tal cual era en la lucha entre Cristo y Satans, durante el ministerio terrenal del salvador. Nada habra podido desarraigar tan completamente las simpatas que los ngeles celestiales y todo el universo leal pudieran sentir hacia Satans, como su guerra cruel contra el Redentor del mundo. Su peticin atrevida y blasfema de que Cristo le rindiese homenaje, su orgullosa presuncin que le hizo transportarlo a la cspide del monte y a las almenas del templo, la intencin malvola que mostr al instarle a que se arrojara de aquella vertiginosa altura, la malicia implacable con la cual persigui al Salvador por todas partes, e inspir a los corazones de los sacerdotes y del pueblo a que rechazaran su amor y a que gritaran al fin: "Crucifcale! crucifcale!"todo esto despert el asombro y la indignacin del universo.

Fue Satans el que impuls al mundo a rechazar a Cristo. El prncipe del mal hizo cuanto pudo y emple toda su astucia para matar a Jess, pues vio que la misericordia y el amor del Salvador, su compasin y su tierna piedad estaban representando ante el mundo el carcter de Dios. Satans disput todos los asertos del Hijo de Dios, y emple a los hombres como agentes suyos para llenar la vida del Salvador de sufrimientos y penas. Los sofismas y las mentiras por medio de los cuales procur obstaculizar la obra de Jess, el odio manifestado por los hijos de rebelin, sus acusaciones crueles contra Aquel cuya vida se rigi por una bondad sin precedente, todo ello provena de un sentimiento de venganza profundamente arraigado. Los fuegos concentrados de la envidia y de la malicia, del odio y de la venganza, estallaron en el Calvario contra el Hijo de Dios, mientras el cielo miraba con silencioso horror.

Consumado ya el gran sacrificio, Cristo subi al cielo, rehusando la adoracin de los ngeles, mientras no hubiese presentado la peticin: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estn tambin conmigo." Juan 17:24. Entonces, con amor y poder indecibles, el Padre respondi desde su trono: "adrenle todos los ngeles de Dios." Hebreos 1:6. No haba ni una mancha en Jess. Acabada su humillacin, cumplido su sacrificio, le fue dado un nombre que est por encima de todo otro nombre.

Desenmascarando el Egosmo

Entonces fue cuando la culpabilidad de Satans se destac en toda su desnudez. Haba dado a conocer su verdadero carcter de mentiroso y asesino. Se ech de ver que el mismo espritu con el cual l gobernaba a los hijos de los hombres que estaban bajo su poder, lo habra manifestado en el cielo si hubiese podido gobernar a los habitantes de ste. Haba aseverado que la transgresin de la ley de Dios traera consigo libertad y ensalzamiento; pero lo que trajo en realidad fue servidumbre y degradacin.

Los falsos cargos de Satans contra el carcter del gobierno divino aparecieron en su verdadera luz. El haba acusado a Dios de buscar tan slo su propia exaltacin con las exigencias de sumisin y obediencia por parte de sus criaturas, y haba declarado que mientras el Creador exiga que todos se negasen a s mismos el mismo no practicaba la abnegacin ni haca sacrificio alguno. Entonces se vio que para salvar una raza cada y pecadora, el Legislador del universo haba hecho el mayor sacrificio que el amor pudiera inspirar, pues "Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a s" (2 Corintios 5:19). Vise adems que mientras Lucifer haba abierto la puerta al pecado debido a su sed de honores y supremaca, Cristo, para destruir el pecado, se haba humillado y hecho obediente hasta la muerte.

Cmo es Dios

Dios haba manifestado cunto aborrece los principios de rebelin. Todo el cielo vio su justicia revelada, tanto en la condenacin de Satans como en la redencin del hombre. Lucifer haba declarado que si la ley de Dios era inmutable y su penalidad irremisible, todo transgresor deba ser excludo para siempre de la gracia del Creador. l haba sostenido que la raza pecaminosa se encontraba fuera del alcance de la redencin, y era por consiguiente presa legtima suya. Pero la muerte de Cristo fue un argumento irrefutable en favor del hombre. La penalidad de la ley caa sobre l que era igual a Dios, y el hombre quedaba libre de aceptar la justicia de Dios y de triunfar del poder de Satans mediante una vida de arrepentimiento y humillacin, como el Hijo de Dios haba triunfado. As Dios es justo, al mismo tiempo que justifica a todos los que creen en Jess.

Pero no fue tan slo para realizar la redencin del hombre para lo que Cristo vino a la tierra a sufrir y morir. Vino para engrandecer la ley y hacerla honorable. Ni fue tan slo para que los habitantes de este mundo respetasen la ley cual deba ser respetada, sino tambin para demostrar a todos los mundos del universo que la ley de Dios es inmutable. Si las exigencias de ella hubiesen podido descartarse, el Hijo de Dios no habra necesitado dar su vida para expiar la transgresin de ella. La muerte de Cristo prueba que la ley es inmutable. Y el sacrificio al cual el amor infinito impeli al Padre y al Hijo a fin de que los pecadores pudiesen ser redimidos, demuestra a todo el universoy nada que fuese inferior a este plan habra bastado para demostrarloque la justicia y la misericordia son el fundamento de la ley y del gobierno de Dios.

Terminar en Cenizas

En la ejecucin final del juicio se ver que no existe causa para el pecado. Cuando el Juez de toda la tierra pregunte a Satans: "Por qu te rebelaste contra m y arrebataste sbditos de mi reino?" el autor del mal no podr ofrecer excusa alguna. Toda boca permanecer cerrada, todas las huestes rebeldes quedarn mudas.

Mientras la cruz del Calvario proclama el carcter inmutable de la ley, declara al universo que la paga del pecado es muerte. El grito agonizante del Salvador: "Consumado es," fue el toque de agona para Satans. Fue entonces cuando qued zanjado el gran conflicto que haba durado tanto tiempo y asegurada la extirpacin final del mal. El Hijo de Dios atraves los umbrales de la tumba, "para destruir por la muerte al que tena el imperio de la muerte, es a saber, al diablo" (Hebreos 2:14). El deseo que Lucifer tena de exaltarse a s mismo le haba hecho decir:

"Sobre las estrellas de Dios ensalzar mi trono . . . ser semejante al Altsimo!" Dios declara: "Te torno en ceniza sobre la tierra . . . y no existirs ms para siempre" (Isaas 14:13, 14; Ezequiel 28:18, 19). Eso ser cuando venga "el da ardiente como un horno; y todos los soberbios, y todos los que hacen maldad, sern estopa; y aquel da que vendr, los abrasar, ha dicho Jehov de los ejrcitos, el cual no les dejar ni raz ni rama" (Malaquas 4: l).

Eternamente Seguros

Todo el universo habr visto la naturaleza y los resultados del pecado. Y su destruccin completa que en un principio hubiese atemorizado a los ngeles y deshonrado a Dios, justificar entonces el amor de Dios y establecer su gloria ante un universo de seres que se deleitarn en hacer su voluntad y en cuyos corazones se encontrar su ley. Nunca ms se manifestar el mal. La Palabra de Dios dice: "No se levantar la afliccin segunda vez" (Nahum 1:9). La ley de Dios que Satans vituper como yugo de servidumbre, ser honrada como ley de libertad. Despus de haber pasado por tal prueba y experiencia, la creacin no se desviar jams de la sumisin a Aquel que se dio a conocer en sus obras como Dios de amor insondable y sabidura infinita.

"Pero si andamos en luz, como El est en luz, tenemos comunin unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." 1 Juan 1:7, 9

"Y cualquiera cosa que pidiremos la recibiremos de El, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de El."

1 Juan 3:22

"Reconcelo en todos tus caminos, y El enderezar tus veredas."

Proverbios 3:6

 

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